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Agrotóxicos continúan provocando suicidios en Wamaní

8 de septiembre, 2015

Manuel Shiguango, dirigente de la comunidad Kichwa de Wamani, localizada en Archidona, provincia del Napo, denuncia con preocupación el fallecimiento el día de hoy en el hospital de Tena, de Walter Yumbo de 34 años de edad, y quien residía en Wamani, por ingerir herbicida. Estos mismos días, fue velado el cuerpo de otra persona, de unos 24 años, en la comunidad kichwa de Arapino, ubicada en la vecina parroquia de Waticocha (provincia de Orellana), que también ingirió un agrotóxico para acabar con su vida.

Wamaní y Arapino, además de Jatun Sumaco, 10 de Agosto, Challúa Yacu, son sitios donde la Clínica Ambiental realizó estudios desde el año 2009 para identificar las causas de los recurrentes suicidios en esta zona. "Hemos identificado 76 casos, incluidos estos últimos" señala Adolfo Maldonado, médico y coordinador de la Clínica Ambiental.

Por algún tiempo este grave problema permaneció oculto, intentando ser explicado como resultado de situaciones emocionales de las personas. El doctor Maldonado aclara que "esta forma de ver el problema ha sido una excusa para no mirar de frente a las causas de los suicidios, los mismos que están asociados al uso de agrotóxicos y al alto consumo de alcohol en la zona".

Hace aproximadamente una década se expandió el monocultivo de la naranjilla en esta zona, y trajo como consecuencia la utilización de gran cantidad de agrotóxicos entre la población. Esta iniciativa, que tuvo el objetivo de mantener a las familias indígenas alejadas de la zona de influencia del parque nacional Sumaco, fue impulsada por actores estatales y la cooperación técnica alemana. "Se trabajó para convencer a la gente que se dedique a la naranjilla con el argumento de que obtendrían suficiente dinero con la venta de este producto, pero no realizaron un seguimiento adecuado; las pérdidas humanas que venimos constatando son parte de las consecuencias", advierte el médico.

Las políticas agrarias continúan impulsando el uso de agrotóxicos, incluso a través de las Escuelas de la Revolución Agraria (ERAs), las mismas que fueron anunciadas en sus inicios como una oportunidad para cambiar la matriz tecnológica de la revolución verde con énfasis en principios agroecológicos y saberes ancestrales. El director del programa de las ERAs, Mauricio Proaño, ha manifestado que las escuelas "entran en el concepto de la agroecología", sin embargo éstas han servido para distribuir agrotóxicos a nivel local.

Hace poco a través de las ERAs la población de la zona donde se encuentra Wamani “recibió plaguicidas y durante la campaña electoral, bombas de fumigación" dice David Sánchez, agrónomo que trabaja para la Clínica Ambiental, preocupado porque la dependencia a estos insumos químicos sigue profundizándose. Aun cuando funcionarios vinculados a las Eras han aceptado que falta seguimiento y control, no se ve una voluntad de rectificar. "La última vez que entregaron estos venenos, como no llevaron suficientes envases, la gente de las comunidades se repartieron estos venenos en fundas", dice.

Fuente: Agencia Ecologista de Información

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